RoseMarie Trockel: una mirada femenina de lo femenino

Actualmente la Galería Andrea Pozzo S.J, exhibe la obra de la artista alemana RoseMarie Trockel, quien hacia finales de la década de los años 70, irrumpió en una escena artística ampliamente dominada por artistas masculinos, convirtiéndose así en una figura clave del arte contemporáneo alemán.

Esta exposición del Ifa (Instituto para las Relaciones con el Extranjero) que labora en México en colaboración estrecha entre el Goethe-Institut y la Universidad Iberoamericana, incluye una selección representativa del trabajo en dibujo y video de la artista.

En ella se pueden destacar los temas que más la motivan, entre éstos, la metamorfosis ocupa un lugar central, así como el papel de la mujer en el arte y en la vida, siempre desde una mirada entre lo femenino y lo feminista, la autoría en la pintura, la exploración de las diferencias de género, entre otros.
En su quehacer artístico Trockel se resiste al dogma, cuestionando preconceptos y lugares comunes. Entre sus exploraciones cuestiona fervientemente dos situaciones: las categorías legitimadoras del sistema del arte, y los estereotipos construidos en torno a lo femenino.

Entre las obras que se exhiben encontramos algunas como, Sin título, 1997, carboncillo en papel, 30.3 x 22.9, donde explora el papel de la mujer en el arte, pues a diferencia de los desnudos usuales en la historia del arte sus mujeres se hallan de espaldas, sin exponerse a la mirada masculina que las mira y posee con sólo mirarlas; asimismo se encuentran con el cabello recogido en una expresión de contención de lo ‘femenino’, de esta manera ese cabello largo, abundante y que se dejaba caer en los hombros como un elemento seductor y casi malévolo, ahora se anuda con decisión y poder.

En piezas como Desnudo reciclado, 2000, lápiz de color y plumón sobre papel, 70 x 100 cm., lo que hace es indagar sobre la cuestión del género, a través de obras como ésta donde se nos presenta a la mirada un desnudo con el rostro cubierto de tal modo que su género es solamente reconocible por el sexo que nos habla de un varón. En este sentido la identidad se construye alrededor del sexo y no del rostro que da mirada a la persona, en el mundo todo es cuestión de género. De igual modo, podemos observar en esta misma pieza como Trockel hace una exploración de algo inusual en la historia del arte, que es el desnudo masculino que se ofrece a la mirada.

Una de las piezas más sobresalientes es Sin título, 1990, (Escultura máquina de pintar y 7 obras), máquina: hierro y pinceles, 257 x 76 x 115 cm., donde la artista cuestiona el tema de la autoría de la pintura, al tomar un pedazo de cabello de varios amigos pintores que luego coloca en pinceles, los cuales sitúa en una máquina con la que realiza cuadros desde su autoría pero desde una perspectiva verdaderamente colectiva. Con este acto Trockel lanza la pregunta sobre el halo de respeto que poseen las obras por el simple hecho de haber sido realizadas por un determinado autor, pues en estos cuadros la máquina es quien hace la obra pero a través de la ‘mano” de muchos otros artistas, de este modo quien la ve se pregunta ¿quién es el autor de la obra?, quien fabricó la máquina, o quien tuvo la idea de la máquina, o cada artista es autor en parte debido al uso de su cabello como pincel. De igual modo el espectador se pregunta sobre el halo del autor, que en este caso se elimina o se multiplica según se vea, pues la ‘mano’ de cada artista sólo es empleada como herramienta de trabajo, consiguiendo así que no pueda ser distinguible de manera individual el trazo de cada pintor.

La exposición en general nos presenta obras que llaman la atención por sus temáticas y el planteamiento por medio del cual las aborda, asimismo nos presenta una mirada femenina de cosas como lo ‘femenino’, tema que muchas veces se da por entendido o se discute teóricamente pero que en pocas ocasiones se trata en la plástica.